2 de octubre de 2007

El tiempo como imaginario

Jaques Le Goff
El orden de la memoria. El tiempo como imaginario
Barcelona: Paidós, 1991.


Capítulo II. Calendario


1. Calendario y control del tiempo

“El sistema horario define un tiempo a la vez colectivo e individual, susceptible de una mecanización siempre avanzado, pero también de una sutilísima manipulación subjetiva”

El calendario es un objeto científico y también un objeto cultural. Es uno de los grandes emblemas e instrumento de poder y sus detentores son por lo general, reyes, sacerdotes, revolucionarios. Son personajes ligados a una estructura de poder, que les permite de alguna forma influir por algún medio, donde la gente se encuentra ligada culturalmente y que, por consiguiente, tiene un valor importante dentro de esa sociedad.

En Europa, se entendió que el uso del calendario se situó en la esfera de poder. Por ejemplo, en la religión. Los religiosos fueron los que trataron de obtener el control del calendario que tenía profundas raíces en lo sagrado.

En conclusión, las actividades, el pensar queda dentro de un tiempo que ha sido determinado. En donde se establece que días debes trabajar, que debes festejar, cuando debes descansar y que días debes de rezar. El tiempo forma parte de la sociedad como una herramienta que es muy sutil y que no es fácil de detectar. Para finalizar, debemos de tratar de tener una conciencia de nuestro tiempo y a qué poder o poderes se encuentra subordinado.

(Resumen enviado por Briseida Flores Flores y Cesar A. Marcial Campo).



2. El cielo y la tierra: la Luna, Sol y los hombres

El apartado trata sobre el origen en las civilizaciones de los calendarios y la gran influencia de factores políticos, religiosos, sociales y culturales sobre el tiempo natural. A pesar de las diversas interpretaciones del tiempo por diferentes culturas, siempre estarán subordinadas al tiempo cósmico (Naturaleza) que la sociedad ha manipulado, después de haberlo estudiado. A lo largo de la historia, los calendarios han estado rigiéndose por el Sol y la Luna; sin embargo, los más exactos han sido los solares, ya que la calendarización solar calcula los días y la lunar los meses. Además de que "el día" se conoció como la menor periodización del tiempo en las culturas arcaicas y también lo es considerado dentro del tiempo natural.Es notable la influencia del paganismo en la medición del tiempo, ya que siempre se ha querido rendir culto a los astros.


(Resumen enviado por Elizabeth García González y Alejandro Bonada Cavaría).



3. El Año

Desde épocas arcaicas el humano ha hecho uso de diferentes tipos de calendarios, los cuales llevaban como unidad principal el año, dicha unidad está estructurada en base a la duración de este y el significado que para diferentes pueblos y civilizaciones tiene. En lo que respecta al significado se manejan cuestiones cosmogónicas, mitológicas, etc.

Dentro del concepto de año se manejan cuatro problemas: el problema del inicio del año, el problema del ritmo de anual medido por el balance de las sociedades modernas, el problema del año como unidad en el computo de la vida humana y el problema del año en cuanto a fecha, como punto de referencia de hechos históricos.

Así mismo, La tendencia a un año estable y profano, también allí donde existía un calendario ritual, se explica en gran parte con motivos de gobierno, de gestión, separados de los ritmos naturales y agrícolas. De igual manera podemos observar que se instituyen fechas conmemorativas a equis suceso, tale son el caso como: la navidad, la pascua, el año nuevo, algún cumpleaños y otros festejos que como se menciona en el texto, fueron instituidos por la iglesia para terminar con el paganismo, y entonces decide asimilar tales festejos y “traducirlos” al cristianismo; Por otra parte la unidad del año ha sido instituida en la vida humana como una forma de llevar el control social y de sucesos importantes para la vida del pueblo.

(Resumen enviado por Paulo Sergio Sánchez Porras y Carlos Margarito Martínez Nájera).

4. Las estaciones

Las estaciones sirven como una referencia social, es decir, marcan festejos y tradiciones; aspectos que están muy aparte de los cálculos astronómicos. En los climas templados se difundió el sistema cuatripartito porque se podían apreciar las estaciones intermedias. Estas estaciones permitían desarrollar una sensibilidad al arte. En otras culturas el sistema de estaciones sólo abarcaba dos: frío y caliente o húmedo y seco.

Las estaciones han tenido lugar en la mitología de los pueblos, además de que han sido representadas por medio de simbolismos. En los indios pueblo las estaciones se ligaron al mito de la creación y se les representaba mediante los puntos cardinales. En cuanto a los simbolismos, en la región de Costa de Marfil las estaciones se marcaban por medio de observaciones meteorológicas y rituales. En estos lugares no tenían una palabra para definir estación, pero las dividían por medio de sus actividades agrícolas más importantes. El sistema de cuatro estaciones se mantiene con un carácter simbólico y religioso hasta el siglo IX, entonces se va adoptando un sistema de trabajo que utilizaba de referencia los doce meses del año, más que las estaciones.

(Resumen enviado por Bernardo Mejía Sánchez y Pablo Morales Gallegos).


5. El mes

La definición del mes se ha ligado a los fenómenos lunares, en ciertos pueblos el mes varia entre los diversos calendarios, por ejemplo: entre los baúles los meses no tienen un momento ni orden, y no tienen un momento preciso. Esto ha creado incertidumbre en diversos pueblos como el chino que se basa en los fenómenos meteorológicos como la lluvia.

En el siglo XVIII la iglesia hizo el mes en que no era conveniente casarse. A los meses se les ha catalogado como fastos y nefastos; por ejemplo: entre los babilonios algunos meses eran de mal augurio, y otros meses eran catalogados para celebrar fiestas como la navidad.

Los romanos utilizaban el calendario juliano, consideraban un mes fasto de 31 días y un nefasto de 30 días.

Otra variante es en los pueblos africanos que ven a los meses nefastos y fastos como meses buenos para el trabajo y otros para el descanso.

(Resumen enviado por Josué Humberto Ortiz Martínez y José Manuel Hernández Chávez).

6. La semana

La semana fue inventada por los pueblos caldeos e introducida por los hebreos. Los nombres de los 7 días de la semana provienen de 7 astros móviles:


Luna-Lunes
Marte-Martes
Mercurio-Miercoles
Jupiter-Jueves
Venus-Viernes
Saturno-Sabado
Sol-Domingo


La semana pasó de hebreos a griegos antes del siglo III a.C y de ahí al resto de Occidente. En asia pasó de China a Japón en la época T’ang entre los siglos VII y IX d.C. El día de reposo en la semana era el sabado para los hebreos, el domingo para los cristianos y el viernes para los musulmanes. En la época actual se ha alargado a sabado y domingo por influencia de las naciones industrializadas como Inglaterra y se ha creado el llamado “week-end” (fin de semana).

(Resumen enviado por Norma Estela Reséndiz León y Luis Alejandro Magaña Licea).


7. El día y la noche


El día y la noche es considerada desde tiempos remotos, según la cultura será el significado que tengan los días. El día es un elemento al que se le ha ejercitado la manipulación religiosa del fasto y del nefasto. Están de ejemplo los celtas que tenían como sacerdotes a los druidas y estos a su vez designaban el significado de algún día de la semana controlando así el calendario. Para los baulés los días nefastos no se puede trabajar, mientras lo fastos es cuando se puede tocar la tierra. Para todas las culturas el día representa lo maravilloso (lo bueno), en tanto la noche es la madre de todos los males (en donde se comenten delitos) aunque la noche también es motivo de fiestas como la noche de Navidad. Para la religión oficial los días tienen un significado especial ya que por ejemplo el miércoles de ceniza representa el día en que los devotos se acercan más a la iglesia. En Costa de Marfil a los niños les suelen poner el nombre del día en que nacieron.

(Resumen enviado por Victoria Irineo y Francisco Díaz).


8. Los trabajos y las fiestas

La función primordial del calendario es medir la dialéctica del trabajo y del tiempo libre, al entrelazarse dos tiempos: el lineal del trabajo (cuando el individuo se emplea para hacer producir la tierra, por ejemplo) y el cíclico de las fiestas (donde el sujeto disfruta del tiempo libre y dedica éste a la diversión o a la veneración de las fuerzas de la naturaleza y/o dioses).

Estos dos tipos de tiempo se van conectando con mucha frecuencia a lo largo de la historia; algunos de los casos en los cuales se observa esta conexión (tiempo – campo/zona de producción) son los siguientes: en la antigua China, bajo la égida de la dinastía Shang, el año civil y el agrícola coincidían, al punto que la palabra “nien” significaba tanto año como recolección; mientras que en Costa de Marfil, los kulangos utilizan la palabra “oroko” para designar tanto año como campo; los romanos antes de utilizar el calendario juliano tenían una serie de dioses para los cultivos con sus respectivas fiestas, estableciendo con ellos y sus ceremonias las fechas para la siembra, la recolección, etc.; por último, en la Francia antigua se observa que los festejos encuentran una sistematización en lo referente a las estaciones climáticas, como el ciclo de Carnaval y Cuaresma a fin del invierno.

Estos ejemplos demuestran, pues, la estrecha relación que ha establecido y mantenido el ser humano entre sus creencias religiosas, su entorno natural y su forma de verse o ubicarse entre los astros del Universo. Vemos como impone ciertas fechas para que sus celebraciones coincidan con los periodos de producción agrícola y/o el cambio de estaciones del año, dándole, entonces, a sus actividades agrícolas y a sus propias existencias un carácter sacro y de gran importancia.

(Resumen enviado por Adriana García Zapata y Álvaro Alejandro Evangelista Sepúlveda).


9. Más allá del año: era, ciclo, siglo

Fuera del sistema esencial día/semana/mes/año, sabios y gobernantes han sentido necesidad de mirar más lejos, de dominar más largamente el tiempo del calendario.
El calendario reclama sólo una fecha de principios de año, pero la historia y todos los actos y documentos que exigen una datación plantean el problema de la fecha del tiempo oficial de inicio. La era, el ciclo y el siglo responden a la necesidad de la historia para calendarizar el tiempo.

Las eras son generalmente acontecimientos considerados fundadores, creadores, con valor más o menos mágico. Un ejemplo de esto es lo que se considera la era cristiana, que tiene su origen con el nacimiento de Cristo, que se sitúa en el año 753 de Roma. Otro ejemplo es el de los musulmanes, que comienzan su era en la fecha de la huída de Mahoma de la Meca a Medina el 16 de julio de 622.

Muchos pueblos han insertado un tiempo cíclico en el interior de su tiempo lineal. Algunos ejemplos son: los ciclos de 4 años, que separaban dos celebraciones de juegos olímpicos hechas por los griegos.
Los aztecas tenían ciclos de 52 años y entre los budistas existe un ciclo zodiacal de 12 años.

La gran conquista en materia de unidad del calendario superior al año es el siglo, periodo de 100 años. El siglo XVI ciertos historiadores y eruditos tuvieron la idea de dividir los tiempos en fracciones de cien años. El primer siglo en el que se aplicaron verdaderamente el concepto y la palabra fue en el siglo XVIII; siguiendo esta cómoda noción abstracta, el “siglo” debía imponer su tiranía a la historia.

(Resumen enviado por Melissa Torres Nodal y Josué Harold Benítez Canales).


10. Historia y calendario

El calendario es una medida cíclica de tiempo. En la que se resaltan acrecimientos importantes pasados. Comienza en el siglo XVII en forma de almanaque y un siglo más tarde la historia aparéese en estos almanaques sobresaltando reyes, grandes personajes y héroes. Gracias a lo que en los calendarios se incluyen, hechos y acontecimientos (fiestas), el historiador puede analizarlas para darle un nuevo aire a la historia de lo cotidiano, y a la historia como disciplina.

(Resumen enviado por Mirna Alfaro Talamantes y Julia Azucena Guzmán Díaz).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que genial... Soy una estudiante de Historia en la Universidad del Sur.. y me he encontrado con esto de casualidad. El mes pasado leí El tiempo como imaginario de Le Goff para una cátedra y fue uno de los temas más interesantes de esa materia, excelente! Pasaré por acá seguido.
Muchos saludos
Sofia, de Argentina