N. Xochitl Calleros García*
Introducción
Con la interdisciplinariedad de los nuevos tiempos se han desarrollado nuevas corrientes dentro de las disciplinas. La historia no está ajena a estos aconteceres, y dada su estrecha relación con las ciencias sociales, empezó a poner atención a elementos que antes no eran tomados en cuenta. Es así como dentro de la nueva historia se integran fuentes que no necesariamente tienen que ser una evidencia documental.
En el presente ensayo se abordaran esas relaciones interdisciplinarias, la Nueva historia y sus nuevas fuentes, así como la problemática que estas acarrean al ser objeto de impugnaciones en cuanto a su objetividad.
La Nueva Historia
Previo a abordar el tema de las fuentes en la Nueva Historia es necesario fijar ciertos conceptos y relaciones interdisciplinarias. En primer término conviene precisar que la historia guarda una especial relación con las ciencias sociales ya que ambas tienen el mismo objeto de estudio: el hombre. Sin embargo, la historia lo estudia a través del tiempo mientras que las ciencias sociales lo abordan dentro de su contexto social.
Otro aspecto importante es la investigación histórica en donde es conveniente establecer “se refiere a la combinación de un lugar social, de prácticas ‘científicas’ y de una escritura… La escritura histórica se construye en función de una institución cuya organización parece invertir: obedece, en efecto, a reglas propias que exigen ser examinadas en sí mismas”.[1]
Ahora bien la Nueva historia surgió en oposición a la historia tradicional en la cual su objeto primordial es la cuestión política, a diferencia de la primera que aborda cualquier actividad humana. Asimismo la nueva historia se enfoca en hacer un análisis de estructuras más que de describir los acontecimientos y lo hace desde abajo, es decir, con la participación de gente común y corriente más que de los grandes personajes. Se habla también del Relativismo cultural, es decir de la imposibilidad de la historia de ser objetiva totalmente y acepta cierta subjetividad en ella. Se interesa por los movimientos colectivos igual que por las acciones individuales, es decir, tanto por tendencias como por acontecimientos.
Pero sobre todo, lo que más nos interesa en este caso de la Nueva Historia es el uso de las fuentes, en donde en contraposición de la historia tradicional que se basaba únicamente en los documentos, “el movimiento de la historia desde abajo presentó por su parte, las limitaciones de este tipo de documentación. Los registros oficiales expresan, por lo general, el punto de vista oficial. Para reconstruir las actitudes de herejes y rebeldes, tales registros requieren el complemento de otras clases de fuentes”.[2]
Las Fuentes en la Nueva Historia
Estas otras clases de fuentes como pueden ser las orales, fuentes primarias de la Historia oral, ya que no son documentos escritos sino orales, y pueden ser varias, los testimonios, las tradiciones, las canciones, los refranes, y una de las más importantes, la entrevista que se define como el “proceso por medio del cual el investigador busca crear una evidencia histórica a través de la conversación con una persona cuya experiencia de vida es considerada memorable”.[3]
Las imágenes son otra de las nuevas fuentes están comprendidas por la fotografía o la pintura, el cine es decir “todo aquello que manifieste una representación e incluso un imaginario”.[4]
Además esta la lectura entre líneas de documentos oficiales, que permiten tener otro ángulo de lo ya establecido e interpretado para transformarlo en un resultado más analítico y las fuentes estadísticas que permiten tener un resultado cuantitativo de la investigación.
Las fuentes anteriormente citadas son las que en la historia tradicional no tienen ningún sentido ya que no se tratan de evidencias documentales. Sin embargo estas nuevas fuentes representan una problemática en el estudio histórico, puesto que se alega que la influencia que pueda tener el historiador en las mismas, aleja la investigación de la mínima objetividad que se requiere. En el caso de las pruebas orales, “se ha debatido el problema de la influencia del historiador-entrevistador y de la situación de entrevista en las declaraciones del testigo. Sin embargo, hay que tener la honradez de admitir que la crítica de los testimonios orales no ha alcanzado la complejidad de la crítica documental”.[5] Una situación similar se vive con las fotografías en donde se alega la falta de objetividad ya que el fotógrafo es quien hace la selección de la imagen en base a sus creencias, sentimientos, y preocupaciones.
Conclusiones
La relación que ha tenido la Historia con otras ciencias ha permitido que nazcan nuevas corrientes historiográficas y que se tomen en cuenta nuevos elementos para la investigación, lo que beneficia en gran manera a los nuevos historiadores que a diferencia de sus antecesores tienen más campo en el que desarrollar sus inquietudes, a pesar de las críticas que estas fuentes nuevas puedan merecer.
Notas
* Taller de Investigación Histórica. Grupo 362. Licenciatura en Historia. Tijuana, B. C., a 07 de junio de 2008.
[1] Michel De Certeau, “Capítulo II. La operación historiográfica”, en La escritura de la historia. (México: Departamento de Historia-Universidad Iberoamericana, 1993), p. 68.
[2] Peter Burke, “Capítulo 1. Obertura: La nueva historia, su pasado y su futuro”, en Formas de hacer historia, editado por Peter Burke (Barcelona: Alianza Universidad, 1999), p. 16.
[3] Graziella Altamirano, “Metodología y practica de la entrevista” en La historia con micrófono, coordinado por Graciela de Garay (México: Instituto Mora, 1999),. 67.
[4]José Ronzón, “La imagen como fuente para la historiografía. Construcción de significados”, en Reflexiones en torno a la historiografía contemporánea. Objetos, fuentes y usos del pasado, coordinado por José Ronzón y Saúl Jerónimo (México: UAM, 2002).
[5] Burke, “Capítulo 1. Obertura…”, 27-28.
2 comentarios:
Son historiadores diferentes y posiblemente más ambiciosos más que nueva historia.
Esta bueno el escrito... Muchas veces en trabajos en sociología o antropología se recurría a una historia para decir, esos son los antecedentes, pero no, y lo dejas ver. No hay un antes del problema a investigar y un después, esa historia que para muchos sirve de antecedentes es parte del contexto, es parte del propio trabajo... Yo estudie historia en la licenciatura y me asesoro hace poco un sociologo, tuvimos problemas pues él quería que me centrara en el presente, lo que ocurre en tal comunidad, pero para entender yo eso, tenía que entender como se habían tejido ciertas relaciones sociales al interior y por lo tanto recurrí a un pasado no como un antecedente, sino como parte fundamental del problema que me interesaba...
Y obviamente, le entre a otras fuentes: leyendas, fotos, entrevistas, canciones, sitios físicos, trabajo de observación, genealogías, en fin... A seguirle y que bueno echar fuera como estudiantes lo que nos mueve y las inquietudes...
El Ariel
Y pensar que todo empezó con Heródoto.
Muy interesante el blog (tus blogs)
Un abrazo
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