6 de noviembre de 2008

“La Nueva Historia Cultural”, de Roger Chartier. Reporte y comentario de lectura.

Por Pedro Espinoza

Se trata de alguna manera de un texto de historiografía, referido específicamente a lo que hoy conocemos como historia culturas, y las “nuevas” formas de acercarse a dichos estudios. Por decirlo de alguna manera, es algo así como al historia de la nueva historia cultural. Entre sus características generales, planteadas desde un principio, se encuentran el hecho de que esta subdisciplina (por llamarle de alguna manera) centra su atención en las representaciones simbólicas, el lenguaje y las prácticas sociales, territorio más bien frecuentado por antropólogos y literatos.

Hacia los 80’s, esta historia cultural emergía como una reacción hacia la llamada historia de las mentalidades (tan popular dentro de la llamada Historia de los Annales), caracterizada entre otras cosas, por su énfasis tanto en las fuentes masivas como en el concepto colectivo de mentalidad. Se trataba de una historia en busca de generalidades.

Una de las primeras críticas a esta perspectiva provino de la microhistoria italiana, específicamente de Carlo Ginzburg, quien en el queso y los gusanos destacó el papel de las particularidades y de los individuos en la comprensión de los fenómenos sociales y culturales. Otra importante crítica provino de Geoffrey Lloyd, específicamente hacia aquellos postulados que concebían a las mentalidades como un conjunto homogéneo de ideas y creencias predominantes sobre un grupo regido por una única mentalidad.

El texto también habla de la dificultad de definir la historia cultural, dado que el simple hecho de definir cultura tiene enormes problemas, y enuncia dos formas de concebir la cultura, la de Carl Schorske que se refiere a los textos, las obras y las prácticas, y la de Clifford Geertz, referida a los lenguajes y las acciones simbólicas.

La historia de los textos y de la lectura juega un papel fundamental en los nuevos enfoques de la historia cultural (el mismo Chartier es parte de ello) y hay cierta discusión en torno a si los textos poseen un significado en sí mismos, o si son los lectores y su contexto quienes los dotan de tal. En ese sentido, Roger Chartier se va mas hacia el peso del lector, el contexto y el entorno en la construcción de significados, algo que denota cierta influencia del materialismo histórico, en lo que respecta a los conceptos de estructura y superestructura. Este es de alguna manera un punto en el que se manifiesta un desacuerdo con la totalidad del giro lingüístico, ya que no es el lenguaje la única vía de acceso al pasado, ya que es el contexto del lector el que determina los significados de las representaciones.

Resulta interesante como este autor de alguna manera se desliga de las posturas de Annales en lo que respecta a la llamada historia de las mentalidades, y abre paso a nuevas propuestas sobre los estudios de la cultura, sin embargo no se desprende completamente de dicha escuela, pues de alguna manera se formó en ella. Gran parte de su trabajo tiene que ver con la historia de la lectura, y de ello parten muchos de sus planteamientos en lo que respecta a la historia cultural.
Chartier no pretende llegar a una definición sobre la nueva historia cultural, ya que no la concibe como un enfoque unitario. Para este autor, más que una forma de hacer historia…

"[…] Se define por el espacio de intercambios y de debates construido entre historiadores que tienen como identidad común el repudio a reducir los fenómenos históricos a una sola de sus dimensiones y que se han alejado tanto de las ilusiones del giro lingüístico como de las herencias apremiantes que postulaban el poder absoluto de lo social o, más recientemente, la primacía absoluta de lo político."[1]

Con ello podemos quedarnos con la idea de que más que de una perspectiva historiográfica como tal, la historia cultural es un término utilizado para englobar a aquellos historiadores que convergen en su disentimiento hacia las formas “tradicionales” de abordar la cultura, y no queda plenamente identificada con los seguidores del llamado giro lingüístico, como anteriormente se mencionó. Más que una subdisciplina, la historia cultural es un espacio de debate teórico e historiográfico con numerosos elementos interdisciplinarios.

[1] Roger Chartier, “La Nueva Historia Cultural” en El presente del pasado, Escritura de la historia, historia de lo escrito (México: Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, 2005), 38.

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