12 de noviembre de 2008

Voces inocentes

Por Pedro Espinoza
El cine es una forma de arte, y como tal tiene la capacidad de comunicar. En este caso, Luis Mandoki tiene muy claro lo que quiere transmitirnos, la crudeza de la guerra civil salvadoreña, y los traumas individuales y colectivos que esta generó, y que dejó una profunda huella en la memora del pueblo al que le tocó vivirla.
La película se basa en un factor fundamental para quienes nos ocupamos de estudiar la historia, la memoria. Trata de plasmar la experiencia de un individuo que vivió la guerra siendo niño, e independientemente de la postura ideológica del creador de la cinta -que de una forma un tanto maniqueísta construye los polos opuestos del ejército federal y la guerrilla-, es capaz de darnos un mensaje bastante claro, tanto para él como para quien da testimonio de lo sucedido: Los que más sufren en las guerras son aquellos que menos culpa tienen sobre éstas.
¿Cómo ha sido afectada la memoria por quienes vivieron de cerca semejante trauma? ¿Cómo es el recuerdo de quien estuvo en la guerra civil como soldado federal, como guerrillero, como sacerdote, como ama de casa, como esposa, como niño, como padre de familia que tuvo que irse del país? Son preguntas sin duda difíciles de responder, y que en su mayoría solo las tienen sus propios dueños, así como aquellas personas a las que los testigos les han platicado sobre la guerra civil.
Y ¿Qué hay de nosotros? Al menos la película se ha encargado de rescatar algun testimonio, y de manera muy similar a los relatos de Herodoto, sirve para que esos hechos "No se olviden", o en nuestro caso, para que al menos sepamos que sucedieron, sobre todo para quienes esa historia no ha llegado por otros medios que la pantalla grande.

No hay comentarios: