15 de abril de 2009

"Si los niños", reporte de la película The children of men

José Antonio Altamirano

Cuando imaginamos un panorama sombrío en nuestro futuro, donde la esperanza mas que una utopía pareciera un lamento de un pasado remoto, es cuando debemos voltear la vista y ver aquellos momentos que han absorbido parte de nuestro tiempo histórico. En esa revirada podríamos encontrar elementos que nos ayuden a dilucidar las grandes interrogantes de ese futuro no lejano plagado de calamidades y sufrimientos irreversibles.

Pensar o imaginar un futuro feliz en nuestro curso histórico, en el cual la paz y la armonía sean asequibles a toda la humanidad parece mas lejano que la utopía que inspiró a Thomas Moro. La marcha del mundo en este tiempo parece encaminarse al panorama plasmado en el film The children of men, donde el fin de la humanidad es inminente a no ser por el milagro de la vida que en medio de la mas amarga socialización, aparece para significar una beta de esperanza. Este elemento representa un momento de reflexión profunda, es una especie de gozne entre un pasado-presente catastrófico y estéril y un futuro igual de catastrófico pero con un breve destello de paz e ilusión de prolongación de vida. El efecto que puede producir en las sociedades un elemento de cambio no es tan fácil de ser dimensionado aunque si esbozado. El ser humano como ser social que es, privilegia el trato con sus semejantes, sea para subyugarlo, empatizar o doblegarse; y en las circunstancias extremas cualquier intención se manifiesta en grado superlativo. La sociedad del caos se cimbra por algunos instantes y la humanidad recuerda que lo esencial, lo básico es la vida; aunque instantes después reacciona ante la realidad de la muerte y la destrucción.

El cáncer de la discriminación y el genocidio, sumados al dispendio de los recursos naturales que el hombre ha llevado a cabo, ocasiona esa funesta sociedad del caos. En la cual la manera de mantener el orden es el gobierno de tipo totalitario, un pseudofuncionalismo caricaturesco que destroza cualquier indicio de acuerdo social y precipita el inevitable y trágico fin. Los problemas inherentes a la convivencia humana se agudizan cuando se pierden los principios axiológicos, así las nuevas circunstancias se desarrollan a partir de otras concepciones, las cuales no tienen el arraigo suficiente para generar actos a profundidad; eso es precisamente lo que termina deshumanizando y ante esa situación el sobrevivir es lo que importa y trasciende.

Cuando la esterilidad de la sociedad se deja sentir como una loza de concreto, el anhelo de la preservación se vuelve un imperativo. Sin embargo, hay procesos que son irreversibles y aunque de uno en uno se empiece a sumar para la reivindicación, el tiempo no parece ser el mejor aliado. Si los niños han dejado de nacer por los errores de sus mayores, habrán de convertirse, en el caso de reaparecer, en quienes podrían llegar a tener el control de la sociedad. Aunque, paradójicamente, su presencia desataría cacerías y enfrentamientos sin límite.

El escenario presentado en el film no es ficción lejana, es una posibilidad latente en pocos años; razón por la cual debemos estar mas atentos a las circunstancias que rigen el tiempo presente.

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