28 de septiembre de 2008

Sobre el capítulo “La Revolución Cultural” en Historia del siglo XX (1914-1991) de Eric Hobsbawm

por Alejandra Ortiz Chacón

Eric Hobsbawm, a través de este capítulo nos habla de qué es la revolución cultural, dónde se ven principalmente sus efectos, los agentes principales, así como las consecuencias en el mundo. Indudablemente, este historiador neomarxista muestra como la cultura tiene una consecuencia determinante sobre la estructura económica y social y explica la crisis del sistema capitalista a través de la transformación suscitada durante la segunda mitad del siglo XX. Las explicaciones son muy completas y complejas y considera mayormente a la “nueva cultura juvenil” como la precursora de la revolución.

Para observar lo que estaba sucediendo en el siglo XX, el autor nos dice que es a través de la familia y las relaciones entre las distintas generaciones que conviven socialmente que podemos observar los cambios. Antes de mediados del siglo XX, y especialmente en el XIX, las características básicas de la familia permanecieron prácticamente intactas y uniformes en el mundo, aún cuando no se puedan ignorar las diferencias entre culturas. Sin embargo, así como se podía hablar de una cierta estabilidad de la familia, a mediados del siglo XX esa estabilidad se vio interrumpida por una “nueva” actitud ante la sexualidad y las relaciones de género. Tanto los divorcios, como la soltería, los índices de natalidad se vieron alterados considerablemente, y las leyes que se fueron modificando tan sólo reflejaban el clima de relajación sexual, incitado por los jóvenes.

La relación entre las distintas generaciones que coexistían en ese tiempo fue marcando este proceso de cambio. La juventud dejó de verse como una etapa transitoria, el joven se convirtió en una agente de cambio social y en una víctima para el mercado de consumo, viendo nacer una nueva cultura juvenil global, ya que eran los Estados Unidos, a través de la moda y sus productos los que se imponía en el mercado mundial. La juventud pasó a concebirse como la cumbre del desarrollo humano, y realmente muchas de sus inquietudes vieron su escenario en la historia mundial, y no solamente como luchadores sociales, sino que al concentrar mayor poder adquisitivo su poder aumentó y su nacimiento junto a la tecnología les dio ventaja, creando un abismo generacional el cual les llevó a romper con parte de la herencia cultural de sus padres e imponer una nueva forma de vida.

Estos cambios en relación con la familia y sobre todo con los jóvenes, es lo que propone Hobsbawm como la fuente de la revolución cultural, definiéndola como populista e iconoclasta. En este sentido, la identificación de la juventud con “lo popular” fue un fenómeno vivido en Occidente, donde en la búsqueda por romper con la generación de los padres e ir en pos de nuevas formas, se dio en la imagen de las clases medias bajas de la ciudad o al menos de su concepción de las mismas, lo que les proveyó un modelo aceptable y un nuevo lenguaje, reflejado en la música, la comunicación, el vestido, etc. En su carácter iconoclasta, se produjo una honda transformación en aquello que antes sólo se manifestaba en lo privado, pero que ahora, a manera de trasgresión pasaría a ser público. La intención era liberarse de cualquier atadura social, personal y familiar, y por eso las drogas y el sexo fueron tan concurridos, a nombre no de grandes ideales, sino de una razón meramente hedonista e individualista. Lo que parecían luchas por una causa social se inmiscuía con el clamor de la liberalización personal ante cualquier norma impuesta.

Hobsbawm nos dice que la revolución cultural es el triunfo del individuo sobre la sociedad, pero como también anota, esto no se vive en todo el mundo, pues la familia y los tejidos sociales en el Tercer Mundo, siguieron vigentes, aunque si se vieron afectados por esta revolución que en muchos sentidos propagaba el individualismo desde la política, economía, religión y el arte. La crítica a los valores tradicionales y el incansable intento de romper con ello ha conducido al mundo a una desintegración y de-construcción del antiguo orden y código de valores. Y en este contexto, es que el sistema capitalista vio su fin próximo, aunque también la oportunidad para perpetuarse de forma más salvaje a través de la imposición del libre mercado. Aun el capitalismo, por más fácil que sea criticarle requería de una cultura con normas y principios basando en el trabajo, la lealtad, la responsabilidad y la familia. La dirección tomada por la revolución cultural habría de terminar con esto y propiciar una ruptura total del sistema que le había visto nacer. El neoliberalismo, es por tanto una “deformación” del capitalismo que poco a poco ha permeado también en el tercer mundo y provocado la confrontación de los ideales de la revolución cultural, abriendo el escenario para nuevas formas de entender y concebir la realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena la sintesis de la revolucion para Hobsbawn. Gracias por el aporte