La historia humana, esa verdadera historia humana, que lo es porque siente, no es, por desgracia, la que escribe el historiador, aunque semajante comentario me acarre la crítica y censura.
La novela, como construcción de un discurso que surge en un contexto determinado en donde el autor está influuido por una cultura que lo lleva a interpretar su presente a partir de una visión histórica específica, por medio de la cual también entiende y construye un futuro, va más allá de una buena historia bien narrada; su mundo, el universo del texto, donde habitan los personajes y el narrador es una ficción -no hay duda con respecto a eso-, pero verosímil, que el autor usa para hablar desde su perspectiva más personal sobre diferentes temas.
Lo que nos dice un sujeto con una trayectoría de vida única, que habla desde un punto cultural, social, económico, ideológico e intelectual específico, presenta el gran reto de comprender su presente o al menos cómo un individuoo lo entiende.
Poder llegar a ver con los ojos del otro un tiempo y espacio pasado sería lo más cercano a poseer el Santo Grial de los historiadores: una especie de maquina del tiempo. Poder interpretar y construir un discurso histórico sustentado en ese tipo de observaciones nnos llevará a escribir textos donde nuestro enfoque no se disuelva en lo macro o en las estructuras, sino que se centrará en lo individual, en las ideas, en las relaciones entre sujetos y contexto, en las formas de apropiación de la cultura o de rechazo.
Si bien es cierto que no podemos continuar escribiendo como nuestros antecesores, tampoco debemos hacer tablula rasa del pasado y de la historiografía que hay a la fecha. Debemos intenar ir un poco más allá, los retos del presente nos obligan a ello, pero entonces la pregunta es: Cómo? Todavía no lo sé. Lo cierto es que en esta como en otras tareas, los literatos parecen que nos llevan ventaja, ya que no están atados o impedidos por una metodología, piensan sus textos para un público, los impregnan de sentimientos específicos que permanecen en ellos, a flor de piel o entre líneas esperando una lectura más profunda, los escriben esperando respuesta o al menos una reacción por insignificante que paresca. Algunas veces, el contexto de producción de la obra dice tanto como las letras impresas en sus hojas. La publicación de unas obras y el olvido o rechazo de otras hablan de su tiempo. Por qué algunos autores han sido considerados, leídos y estudiados años después de su muerte? Preguntas y más preguntas.
Antes de finalizar me gustaría aclarar que no estoy proponiendo una ciega entrega del historiador a la literatura y a escribir novelas, no. Tan sólo traspaso a este espaciovirtual el texto que existió antes en mi cuaderno.
La historia se desprendió el arte, de la literatura. Se desprendió o la desprendieron? Dejó los mitos, los dioses y la Providencia quedó fuera de sys páginas. Clío, la buena de Clío dejó de danzar con el resto de las musas para entablar amistad con las ciencias, aquellals señoritas bien portadas que tantos defectos en un principio le encontraron. Sus primeras amistades fueron con la economía, la geografía, la antropología y sociología, sus amistades se reforzaron, pero ahora ha regresado a donde las musas, o quiere regresar, por lo que sus postulados, enfoques, metodologías y problemas comenzaran a reorientarse.
He aquí mis reflexiones, porque creo que eso son, no pretendo imponerlas, no podría, las comparto con ustedes, con los que las leerán, a manera de confesión o condena, esperan, de su parte, la guía de sus comentarios, se presentan educadas para hablar y escuchar, humildes para proponer y recibir, modestas y complices con aquellas par o similares, ansiosas e inquietas para conversar con las que son ajenas y distinas. Ahora hay que pensar ye scribir teniendo en mente al otro, tomando el tiempo para decir y considerar un espacio y silencio para escuchar la respuesta, sea cual sea y venga de donde venga...