30 de noviembre de 2008

El “Salir” de las Mujeres: Nuestra historia

Por Alejandra Ortiz Chacón

Me atrevo a utilizar el término “nuestra historia” porque considero, como lo plantea Michelle Perrot, que es la toma de conciencia en cuanto al lugar que ocupa la mujer en la historia lo que le permite “salir”, aludiendo al título del texto analizado.[1]

Aún cuando este capítulo plantee la historia de las mujeres principalmente en Occidente, Europa y más específicamente Francia, la forma en que se les estudia (en cuanto a perspectiva y metodología) puede aplicar a los países latinoamericanos, como ya se ha hecho.[2]

Sobre la autora y su obra en contexto

Michelle Perrot es una de las principales exponentes de la Historia de las Mujeres. Su obra principal, la Historia de las Mujeres en Occidente (1990-1), a la que pertenece este capítulo fue dirigida junto a George Duby de la Escuela de los Annales. Perrot nació en 1928 en París, es doctora en Historia; sus trabajos han estado relacionados con movimientos obreros, el sistema penitenciario, así cómo el género y las mujeres, temas trabajados a partir de la década de los setentas. Entre algunas de sus obras principales se encuentra Les ouviries en greve (1974), Les ombres de la Histoire, Crime et chatiment au XIXe siecle, Les femmes ou les silences de l´ Histoire (2001), y Femmes publiques (2003). [3]

Uno de sus principales cuestionamientos al inicio de la Historia de las Mujeres era reconocer la posibilidad de ellas como un objeto de estudio, y no tan sólo como un factor auxiliar y necesario de comprender.Los antecedentes intelectuales de Perrot, evidentes en sus escritos, son la Escuela de los Annales con la historia de las mentalidades, la historia social marxista con la historia desde abajo, la historia de la vida cotidiana, los escritos de Michel Foucalt y las relaciones de poder, así como la influencia de los movimientos feministas y lo que esto generó en la sociedad y la academia.[4]

El “descubrimiento” de las feministas, con ayuda de la antropología es que el género, a diferencia del sexo es una construcción cultural que debe ser comprendida según el tiempo y el espacio. Para ello, lo que Perrot nos presenta en el capítulo “Salir” es un panorama sobre las representaciones de la mujer y lo femenino durante el siglo XIX francés.

Las “salidas” de la Mujer en “Salir”

Desde el título, esta obra nos transporta más allá de lo descriptivo, el “salir” es para Perrot la representación de una búsqueda, una transgresión, una transformación y el inicio de una toma de conciencia. En sus propias palabras:


"…intentaron “salir” de allí para tener, “por fin, sitio por doquier”. Salir físicamente: deambular fuera de su casa, en la calle, o penetrar en los lugares prohibidos –un café, un mitin-, viajar. Salir moralmente de los roles que les son asignados, formarse una opinión, pasar del sometimiento a la independencia, lo cual puede hacer tanto en público como en privado. He aquí algunas de las excursiones." [5]

Con esto, nos introducimos a su capítulo. Observaremos en términos generales su estructura, la forma de presentación, así como la manera en que la mujer se convierte en un sujeto social y las relaciones de poder entre los géneros.

En la primera sección del capítulo, En la ciudad, se explora la filantropía y la caridad como las primeras posibilidades de que las mujeres ocuparan el espacio público en la prolongación de las tareas domésticas extendidas a la ciudad. De igual forma se busca encontrar una imagen de la feminidad en las obreras, las cuales difícilmente encuentran su lugar en un mundo construido para el hombre, “…la identidad obrera se construye de acuerdo con la modalidad de lo viril, tanto en el ámbito de lo cotidiano y lo privado como de lo público y lo político.” [6] Las huelgas y los sindicatos fueron espacios prohibidos para la mujer, pero en su participación lograron desafiar a la opinión pública aún cuando no quedó testimonio de su accionar, demostrando así que “aún la memoria las ignora”.

En un segundo apartado, La ampliación del espacio: migraciones y viajes, nos presenta las
consecuencias de que las mujeres salieran literalmente de sus hogares y lugares comunes, ya sea por necesidad o placer. “Migrantes por necesidad económica o política, también fueron viajeras por obligación y no por elección, lo que no careció de consecuencias para su visión de mundo. [7]

Las mujeres que salieron de sus pueblos y comunidades, como parte de un proceso económico e histórico de recomposición social conllevó nuevas experiencias: la ruptura de su mundo limitado y las ubicó a la “vanguardia” de las prácticas urbanas. Esto transformó las formas de representación de lo femenino, aún cuando no se les hiciera justicia a través de la manera en que otros representaban a la mujer. Un ejemplo de ello fue el misógino western, pero que al mismo tiempo plantea la importancia de observar cierto tipo de fuentes como las novelas y pinturas para ver las representaciones que se tenían de las mujeres por los hombres. En otras cuestiones, los viajes de placer fueron quizá los más transgresores, pues el deseo de partir de una mujer tiene que ver con “dejar” de lado el rol social dado e ir en contra de la opinión pública exponiéndose a nuevas experiencias y abriendo su mundo a nuevas expectativas.

En el último apartado, Las rupturas del tiempo, las preguntas de Michelle Perrot se articulan de la siguiente manera: “¿Qué tipo de ruptura favorece, en el siglo XIX, el surgimiento de las mujeres en el espacio público y, sobre todo, político? ¿Qué es lo que, a este respecto, modifica las relaciones de los sexos?” [8]

Hacia al final del texto ella recapitula sobre lo ya dicho y enumera “acontecimientos” que considera esenciales para explicar la ruptura y el surgimiento de las mujeres en el espacio público. Estos acontecimientos van desde lo educativo hasta las guerras, pasando por el aspecto jurídico, biológico y religioso. Según nuestra autora, en cada uno de estos ámbitos la participación de la mujer es requerida y su actuar modifica la concepción sobre sí misma. Incluso, la posterior negación de su papel como agente social, tal como sucede después de la Revolución Francesa, ayuda en la toma de conciencia sobre el “nosotras” que había sido pisoteado. En lo biológico, las diferentes epidemias le permiten salir de casa para ocuparse de los enfermos al igual que en las guerras y le plantean también la necesidad de gestionar recursos. Pero al final de cuentas, son los hombres quienes se llevan todo el crédito a cuesta del trabajo de “ellas”. Como lo menciona Perrot, esto genera un cambio en las mujeres y ya no pueden seguir siendo las mismas aún cuando regresan a sus antiguos roles.

“…las relaciones entre los sexos aparecen en la historia como un proceso dinámico, alimentado de conflictos que hacen surgir una gran cantidad de rupturas de importancia desigual y de tipos muy variados.” [9]

Con esto, la Historia de las mujeres está inscrita en el entendimiento sobre las relaciones de géneros, pero no para complementar a la Historia sino en la búsqueda de la memoria que teje la realidad desde la perspectiva femenina y que se construye en su propio horizonte.

Comentarios Finales

Este texto representa una verdadera joya para la historiografía, por una lado nos muestra el objeto de estudio, la perspectiva y la metodología que utiliza la Historia de las Mujeres y por otro, hace evidente el surgimiento de la conciencia de género que llevaría en su seno al movimiento feminista que ve nacer este tipo de lectura sobre la realidad. Perrot trae consigo un legado de la historia de las mentalidades, la vida cotidiana, la historia desde abajo y las representaciones, que logra muy bien conjugar en su análisis con los diferentes puntos de vista que se requieren para la comprensión de las relaciones de poder y la forma en que se construye el espacio publico. La obra en sí, busca reivindicar a la mujer no cómo un factor más en la historia sino como actrices sociales, que de forma clara (después de lectura de actas sindicales, diarios, cartas, pinturas, etc) fueron agentes de cambio en sus formas de “salir”, transgredir, hablar, vivir y representarse a sí mismas.
_________________________
1. Reporte del capítulo: Michelle Perrot, “Salir” en Historia de las Mujeres en Occidente (Madrid: Taurus, 1994).
2. Carmen Ramos Escandon, “La nueva historia, el feminismo y la mujer” en Género e Historia (México: Instituto Mora, 1992.
3. Sitio web del Fondo de Cultura Económica, “Autor”,
http://www.fce.com.ar/ar/autores/autor_detalle.aspx?idAutor=2289 (acceso 2 de noviembre, 2008).
4. Gabriela Cano “Historia de las mujeres en Occidente, de George Duby y Michelle Perrot”, Letras Libres, Abril, 2001,
http://www.letraslibres.com/index.php?art=6789 (acceso 2 de noviembre, 2008).
5. Michelle Perrot, “Salir” en Historia de las Mujeres en Occidente (Madrid: Taurus, 1994), 255.
6. Ibid., 162.
7. Ibid., 168.
8. Ibid., 177.
9. Ibid., 186.

No hay comentarios: