1 de diciembre de 2008

Reporte y comentario de lectura sobre “Salir” de Michell Perrot

Por Pedro Espinoza Meléndez

Hablar de la historia de las mujeres es un campo nuevo dentro de la historiografía. Se trata de un área poco estudiada pero que puede ofrecernos valiosas aportaciones hacia la disciplina. Entre la historia de las mentalidades y la nueva historia cultural, el texto de Michelle Perrot nos deja ver una dimensión distinta de la lucha que ha existido entre lo hegemónico y lo subalterno, partiendo no de las clases sociales, sino de la construcción del género femenino a lo largo del tiempo.
Las representaciones sociales, los imaginarios y los significados juegan un papel fundamental a lo largo de la lectura, que a grandes rasgos, nos expone como ha ido cambiando lo que significa ser mujer, y como dicho cambio ha sido consecuencia tanto de los procesos históricos como de la lucha emprendida por éste genero.

El mismo título general de la obra puede decirnos bastante. Hablar de occidente nos remite a una cultura patriarcal (por no decir machista), donde la visión hegemónica del mundo es construida por varones. Religión, Moral, Legislación… inclusive la historiografía occidental es masculina por tradición. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que las mujeres hoy en día hayan adquirido un lugar en la vida pública? Lo narrado por Michelle Perrot es el proceso por medio del cual la mujer “salió”; salió del hogar, del núcleo de la familia patriarcal, del control masculino…

Si bien no existe una relación directa entre el movimiento feminista de la segunda mitad del siglo XX y los episodios descritos en el texto, se trata de acontecimientos y procesos que sentaron las bases para lo que puede considerarse una “conciencia de género” (de manera análoga a lo que se conoce como conciencia de clase).
La filantropía y las labores de caridad fueron, de acuerdo a lo planteado por la autora, los primeros espacios públicos en los que las mujeres se insertaron, constituyendo lo que después se denominó trabajo social. Al mismo tiempo, se identifica el papel de las mujeres dentro de los movimientos obreros, y de su lucha por tomar un lugar dentro de los movimientos sociales, los sindicatos y las huelgas. Si bien se trataba de organizaciones de las clases subalternas, y que se podían llegar a identificar con las mujeres por su posición secundaria, existía una prohibición -no escrita- a la participación femenina en dichas organizaciones. El papel de las mujeres en asuntos políticos y económicos tendía a ser visto como una forma irracional de actuar.

La oportunidad de viajar, aunque inicialmente fue más por necesidad y obligación, brindó a las mujeres la posibilidad de conocer nuevos horizontes, nuevas realidades, de ver el mundo de una manera distinta a tradicionalmente instituido. Si bien, no era visto como algo propio el desplazamiento de las mujeres, lo relatado por ellas mismas nos da a entender la trascendencia que tuvo para ellas la experiencia de viajar. Dentro de las clases bajas, las migraciones obligaron a muchas mujeres a desplazarse, mientras que entre las elites los viajes llegaron a darse por otras razones. Lo cierto es que con este tipo de experiencias, las mujeres afirmaron su libertad individual, rompiendo con las barreras sexuales establecidas, y brindando una perspectiva completamente distinta a la experiencia masculina de los viajes y migraciones.

Hay ciertos aspectos que determinan la manera en que se concibe a la mujer dentro de la sociedad. La autora hace una mención constante del mundo católico y el mundo protestante, categorías que no se limitan a lo religioso, sino que tienen que ver con tradiciones culturales y formas de pensamiento arraigadas en este tipo de sociedades. Casi siempre las católicas son recordadas por ser más conservadoras y tradicionalistas, aunque el peso patriarcal persiste en ambas.

La historia de género es una perspectiva relativamente nueva, pero no por ello menos importante. Pensar desde esta postura nos hace cuestionarnos sobre la forma tradicional de hacer historia, de la que podría llegar a decirse que ha sido selectiva, excluyente, inclusive machista. ¿Hubo Renacimiento, Ilustración o Revoluciones para las mujeres? ¿Cómo entendieron y vivieron las mujeres los procesos históricos más importantes? ¿Cómo viven y entienden la crisis de la posmodernidad? Son preguntas que tal vez no se han respondido en su totalidad, pero que podemos tener la certeza de que lo hicieron de una forma muy distinta a la que los varones lo hechos vivido, y por consiguiente, relatado.
Perrot, Michell “Salir”, Historia de las mujeres en occidente, t.8, dir. Por George Duby y Michell Perrot. Madrid: Taurus, 1993.

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