16 de febrero de 2009

sobre el problema del orden

Oscar Manuel Jáuregui Rivas

El objetivo de la lectura llamada “El problema del orden”, publicado por Fernando Gonzalbo, en Una idea de las ciencias sociales, es darnos a conocer ciertas características del pensamiento ilustrado durante el siglo XVIII. [1] Durante la época antes mencionada se dividió el pensamiento ilustrado en liberal y en conservador.

En la lectura, el autor plasma una serie de cambios que sucedieron en el periodo en las diferentes partes de Europa, sobre todo en Francia donde se desarrolló la Revolución Francesa. Otra cosa que el autor da a conocer en este capitulo es que la sociedad se convirtió en un ser individualista y comenzó a organizarse dependiendo de sus necesidades individuales. Incluso las clases sociales, grupos étnicos y las familias dan forma al individualismo. La Revolución junto con el debilitamiento de la Iglesia contribuyó al surgimiento de ciertas obras literarias y plasmaran las características de la Ilustración. Existe una gran diferencia de los hombres que pregonaban la Ilustración, varios de ellos se referían a que la sociedad tenía que estar sometida al llamado orden natural, pero lo que menos había era lo que ellos aseguraban debía de preservar.

Este artículo me sirve para concluir que la Historia es una de las armas fundamentales que tienen las naciones para saber su pasado y con ello construir un mejor presente, uniendo a su población y no caer en la individualidad como pasó durante el periodo de la Revolución Francesa, porque los ilustrados se oponían a la monarquía y en Europa ya no quedan monarquías de suma importancia donde impere el totalitarismo.

Las ciencias sociales son una herencia del pensamiento ilustrado y no ilustrado y de este continuo debate entre dos de las más grandes mentes surge el pensamiento de las ciencias sociales recientes la base del orden racional en la actualidad.

[1] Gonzalbo Escalante, Fernando. “El problema del orden”, Una idea de las ciencias sociales. México, Buenos Aires, Barcelona: Paidós, 1999.

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