17 de marzo de 2009

CHIN, CHIN EL TEPOROCHO

José Antonio Altamirano
Marzo 16, 2009

Fue la primera novela de Armando Ramírez, quien la publicó en 1972 cuando apenas contaba con 19 años de edad. Escritor nacido en el corazón del barrio de Tepito, no es considerado parte de la generación de “la onda”, sino posterior a dicha corriente. Esta novela fue llevada al cine en el año de 1975, recibiendo críticas diversas por el tono en el cual está contada. Es la historia de un joven, contada por el mismo, quien teniendo posibilidades de crecer en todos los sentidos termina convirtiéndose en un “teporocho”, como los miles que pululan por las calles del Distrito Federal, por la razón de no poder superar el entorno social y moral que le rodeo y estranguló. El lenguaje utilizado por el autor mas que coloquial es propio de Tepito y sus alrededores; el código paraverbal supera al verbal, pues las palabras no tienen el mismo peso si no se imagina uno la gesticulación y/o movimiento corporal.

En Chín chín el teporocho se deja ver toda la cotidianidad propia del tepito de los años 60´s (época de cambios culturales significativos). En realidad no solo de Tepito sino de la ciudad de México, se pueden ver imágenes urbanas que dichos cambios ponen de relieve. En el laberinto de concreto que es el barrio bravo, se manifiestan las contradicciones entre los valores y los antivalores; entre las lealtades y las traiciones; entre los sentimientos y los deberes; entre las emociones y las decisiones. Es un retrato hablado de una etapa histórica, el cual proyecta, entre otras, la lucha por la sobrevivencia consuetudinaria, el paulatino envolvimiento en actividades delictivas como el incipiente trasiego de drogas; la recurrencia a la prostitución; los adulterios repetitivos; las injusticias laborales con las complicidades sindicales; las muertes trágicas –aun con lo previsibles que fueran-. Esta etapa histórica que catapulta a la juventud a una vida fácil con consecuencias difíciles, concluye en lo individual (¿irremediablemente?) con la derrota moral, a pesar de todas las posibilidades de éxito. Si los ambientes marcan a las personas, en esta novela se muestra a plenitud. Todas las nobles intenciones de superación se ven rebasadas por el entorno social, económico y político. El deseo y la intención de salir de ese mundo con sus rasgos culturales propios, se ven truncados por la fuerza de las costumbres y las lealtades familiares, grilletes pseudoaxiológicos que encadenan aun en contra de si mismo y de la descendencia.

Las circunstancias que aplastan a Rogelio y lo condenan a luchar por sobrevivir, y para obtener la teporocha de cada día, se convierten en la gota que derrama el vaso. Al leer las líneas finales, junto con Rogelio tras los teporochos, se van las expectativas de un mañana mejor. Se diluye la posibilidad de romper con un círculo vicioso y, por ende, se cae en el desconsuelo de constatar lo apabullante que puede ser una metrópoli, un barrio, una ideología, una (¿solo una?) decepción…¡una teporocha!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias a la persona que publico esta información me dieron muchas ganas de leer esta interesante historia

Anónimo dijo...

Vale la pena, actualmente se puede conseguir en samborns, es cruda y de repente extraña, pero es recomendable

Anónimo dijo...

ESTE ES UN LIBRO MUY BUENO LO RECOMIENDO DE ECHO FUE EL PRIMER LIBRO QUE YO LEI CUANDO ESTABA EN SECUNDARIA UNA HISTORIA QUE TE HACE REFLEXIONAR..