Por Álvaro Alejandro Evangelista Sepúlveda [1]
En este escrito se analizarán los principales aspectos e ideas del texto “El problema del pasado es el futuro: notas sobre teoría y metodología de la historia”, de Guillermo Zermeño. En este documento se observa el papel del pasado en el estudio histórico, pero más que su pertinencia, la forma en que ha sido analizado por los historiadores.[2]
El pasado se convierte en presente en el sentido en que se observa con los parámetros y las herramientas del presente, las cuales a su vez son producto inherente del pasado. Es pues un círculo, más que vicioso, confuso para quienes somos nuevos en la disciplina histórica. Lo importante es no dar preeminencia a uno sobre otro, como lo hacían los estudiosos positivistas en el siglo XIX (que conferían todo el peso al pasado), sino que debe realizarse una observación detallada y minuciosa de la interrelación entre pasado, presente y futuro, porque la línea que separa a uno de otro es muy delgada, porque el presente se vuelve pasado en un segundo.
Debe darse de igual forma su lugar al futuro, el cual es el verdadero objetivo de la historia, el devenir, el producto de los procesos que estamos estudiando partiendo del pasado y usando las herramientas del presente (para convertirle en historia contemporánea) para poder estudiarlo. Además que el futuro es el concepto en el cual ponemos nuestras esperanzas y sueños, desde el presente-futuro damos vida al futuro-pasado.
La historiografía ha jugado un papel muy importante en este cambio de perspectivas, ya que ha permitido no sólo la revisión de lo escrito, sino la transformación del discurso histórico. Era un esfuerzo que hoy se puede observar, sino un enfrentamiento contra la literatura, sino de clara diferenciación con ésta.
Ahora bien, el colocar al pasado como objeto de estudio convierte a la historia en un acto reflexivo sobre el presente, en tanto que en la nueva visión del pasado en el presente, ésta se realiza desde la óptica del futuro y tratando de llegar a éste a la vez, se intenta hacer un acto pensativo sobre el futuro.
[1] Grupo 362, Seminario de historia cultural, martes 21 de mayo de 2009.
[2] ARCHIVO de Tiempo y Escritura, con el artículo "El problema del pasado es el futuro: notas sobre teoría y metodología de la historia", de Guillermo Zermeño, http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/problemadelpasado.htm (acceso mayo 8, 2009)
En este escrito se analizarán los principales aspectos e ideas del texto “El problema del pasado es el futuro: notas sobre teoría y metodología de la historia”, de Guillermo Zermeño. En este documento se observa el papel del pasado en el estudio histórico, pero más que su pertinencia, la forma en que ha sido analizado por los historiadores.[2]
El pasado se convierte en presente en el sentido en que se observa con los parámetros y las herramientas del presente, las cuales a su vez son producto inherente del pasado. Es pues un círculo, más que vicioso, confuso para quienes somos nuevos en la disciplina histórica. Lo importante es no dar preeminencia a uno sobre otro, como lo hacían los estudiosos positivistas en el siglo XIX (que conferían todo el peso al pasado), sino que debe realizarse una observación detallada y minuciosa de la interrelación entre pasado, presente y futuro, porque la línea que separa a uno de otro es muy delgada, porque el presente se vuelve pasado en un segundo.
Debe darse de igual forma su lugar al futuro, el cual es el verdadero objetivo de la historia, el devenir, el producto de los procesos que estamos estudiando partiendo del pasado y usando las herramientas del presente (para convertirle en historia contemporánea) para poder estudiarlo. Además que el futuro es el concepto en el cual ponemos nuestras esperanzas y sueños, desde el presente-futuro damos vida al futuro-pasado.
La historiografía ha jugado un papel muy importante en este cambio de perspectivas, ya que ha permitido no sólo la revisión de lo escrito, sino la transformación del discurso histórico. Era un esfuerzo que hoy se puede observar, sino un enfrentamiento contra la literatura, sino de clara diferenciación con ésta.
Ahora bien, el colocar al pasado como objeto de estudio convierte a la historia en un acto reflexivo sobre el presente, en tanto que en la nueva visión del pasado en el presente, ésta se realiza desde la óptica del futuro y tratando de llegar a éste a la vez, se intenta hacer un acto pensativo sobre el futuro.
[1] Grupo 362, Seminario de historia cultural, martes 21 de mayo de 2009.
[2] ARCHIVO de Tiempo y Escritura, con el artículo "El problema del pasado es el futuro: notas sobre teoría y metodología de la historia", de Guillermo Zermeño, http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/problemadelpasado.htm (acceso mayo 8, 2009)
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