Por Álvaro Alejandro Evangelista Sepúlveda[1]
Lynn Hunt[2] aparece en las postrimerías del siglo XX con una nueva forma de ver y tratar la historia cultural, denominada por ella “nueva historia cultural”. En ella propone procurar especial atención en el lenguaje, las representaciones y las prácticas para lograr una mejor comprensión y entendimiento de las relaciones entre las formas simbólicas y el mundo social, para construir diferencias sociales móviles, inestables y conflictivas, a partir de las prácticas sin discurso. Con ello presupone una nueva forma de tratar, ver y hacer historia cultural, no desdeñando las anteriores prácticas, sino complementándolas.[3]
En la década de 1980 esta transformación en la forma de ver la historia tuvo un mayor empuje. Pensadores como Carlo Ginzburg y Geoffrey Lloyd, en sus postulados de crítica y hasta rechazo de la historia de las mentalidades, fortalecieron de una manera u otra a la nueva historia cultural. Ginzburg sostiene que las representaciones eran distintas entre los miembros de los colectivos (Hunt dice que hay que prestar la debida atención a estas) y Geoffrey afirma que los colectivos no son entes estables (comprensión de las relaciones entre las formas simbólicas y el mundo social).
Estas ideas fortalecen la idea de Hunt desarrollada en torno a la formación de la nueva historia cultural. Aún así, la historia cultural enfrenta problemas de definición, debido a que el concepto de cultura es muy complicado de especificar, y que como bien menciona Peter Burke, en su libro ¿Qué es la historia cultural? es un concepto muy complejo[4], ya que el concepto de cultura se ha abierto, (al hacerse totalizante se vuelve cuestionable), ya no se refiere solamente a la cultura de élite, sino que también ocupa los intereses de los de abajo, los marginados, las minorías excluidas, y al mismo tiempo no puede excluir las élites, debe incluir toda la sociedad, ya sea formulando una concepción de cultura integradora o elaborando nociones de subculturas. Esto nos permite ver que muchos retos enfrenta aún la nueva historia cultural, demasiado trabajo hay todavía para los historiadores culturales.
[1] Grupo 362, Seminario de historia cultural, martes 10 de marzo de 2009.
[2] Historiadora estadounidense y presidenta de la Asociación Histórica Americana en 2002, http://www.historians.org/info/AHA_History/lhunt.cfm#biography (acceso marzo 4, 2009)
[3] Chartier, Roger. “La nueva historia cultural”, en El presente del pasado. Escritura de la historia, historia de lo escrito (México: Universidad Iberoamericana) 13-38.
[4] Burke, Peter. ¿Qué es la historia cultural? (Barcelona: Paidós, 2006), 42-45.
Lynn Hunt[2] aparece en las postrimerías del siglo XX con una nueva forma de ver y tratar la historia cultural, denominada por ella “nueva historia cultural”. En ella propone procurar especial atención en el lenguaje, las representaciones y las prácticas para lograr una mejor comprensión y entendimiento de las relaciones entre las formas simbólicas y el mundo social, para construir diferencias sociales móviles, inestables y conflictivas, a partir de las prácticas sin discurso. Con ello presupone una nueva forma de tratar, ver y hacer historia cultural, no desdeñando las anteriores prácticas, sino complementándolas.[3]
En la década de 1980 esta transformación en la forma de ver la historia tuvo un mayor empuje. Pensadores como Carlo Ginzburg y Geoffrey Lloyd, en sus postulados de crítica y hasta rechazo de la historia de las mentalidades, fortalecieron de una manera u otra a la nueva historia cultural. Ginzburg sostiene que las representaciones eran distintas entre los miembros de los colectivos (Hunt dice que hay que prestar la debida atención a estas) y Geoffrey afirma que los colectivos no son entes estables (comprensión de las relaciones entre las formas simbólicas y el mundo social).
Estas ideas fortalecen la idea de Hunt desarrollada en torno a la formación de la nueva historia cultural. Aún así, la historia cultural enfrenta problemas de definición, debido a que el concepto de cultura es muy complicado de especificar, y que como bien menciona Peter Burke, en su libro ¿Qué es la historia cultural? es un concepto muy complejo[4], ya que el concepto de cultura se ha abierto, (al hacerse totalizante se vuelve cuestionable), ya no se refiere solamente a la cultura de élite, sino que también ocupa los intereses de los de abajo, los marginados, las minorías excluidas, y al mismo tiempo no puede excluir las élites, debe incluir toda la sociedad, ya sea formulando una concepción de cultura integradora o elaborando nociones de subculturas. Esto nos permite ver que muchos retos enfrenta aún la nueva historia cultural, demasiado trabajo hay todavía para los historiadores culturales.
[1] Grupo 362, Seminario de historia cultural, martes 10 de marzo de 2009.
[2] Historiadora estadounidense y presidenta de la Asociación Histórica Americana en 2002, http://www.historians.org/info/AHA_History/lhunt.cfm#biography (acceso marzo 4, 2009)
[3] Chartier, Roger. “La nueva historia cultural”, en El presente del pasado. Escritura de la historia, historia de lo escrito (México: Universidad Iberoamericana) 13-38.
[4] Burke, Peter. ¿Qué es la historia cultural? (Barcelona: Paidós, 2006), 42-45.
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