Por Luis Alejandro Magaña Licea
Este es un comentario sobre la película llamada “Children of men” (Niños de los hombres) dirigida por Alfonso Cuarón. La película es directa, plantea una situación que se antoja catastrófica para el género humano: Una infertilidad rampante que imposibilitaría nuevos nacimientos y por tanto provocaría un endurecimiento en las políticas gubernamentales respecto a los inmigrantes y el surgimiento de grupos de rebeldes dispuestos a derrocar al gobierno y a aprovecharse de cualquier circunstancia. El único país libre de esta situación anarquíca es Inglaterra donde se establece un gobierno de extrema derecha hostil a la población inmigrante y que ejerce un férreo control sobre el país.
En esta situación, Theo, un ex activista político es reclutado (a la fuerza) por una organización llamada PEZ comandada por su ex pareja, Julia, que busca transportar a una muchacha embarazada fuera de la isla para un proyecto bautizado como “Proyecto Humano” liderado por científicos que buscan una cura para la infertilidad generalizada y la construcción de una sociedad nueva.
El protagonista acepta por Julia y por una suma de dinero prometida, pero la futura madre es objeto de cacería por parte de las organizaciones anarquistas-nihilistas rebeldes y por parte de las tropas gubernamentales debido a que el bebe, el primero en nacer en 18 años, es objeto de propaganda y de presión política por parte de los diversos bandos en pugna que quieren consolidar su poder.
En la película se ve una serie de problemáticas, comunes en cualquier sociedad industrializada y moderna, como los conflictos sociales, las disputas políticas, la contaminación ambiental, el rechazo a los inmigrantes y las políticas totalitarias de varios gobiernos actuales. Cuarón retrata fielmente la intolerancia, el totalitarismo, el convencionalismo y el choque de diversas corrientes filosóficas que buscan implantarse en el mayor número de personas para ganar adeptos.
El impacto de la trama sobre los personajes de la película es tal que una noticia como la de la infertilidad generalizada genera una subcultura de violencia y de violación a las garantías y derechos individuales debido a que al no existir una garantía de sobrevivencia se deja todo esfuerzo y toda traza de respeto y civilidad a un lado, con la siguiente consigna: “Si vamos a terminar por desaparecer, ya no importa nada. Estamos condenados a la extinción”. [1]
En esta situación, Theo, un ex activista político es reclutado (a la fuerza) por una organización llamada PEZ comandada por su ex pareja, Julia, que busca transportar a una muchacha embarazada fuera de la isla para un proyecto bautizado como “Proyecto Humano” liderado por científicos que buscan una cura para la infertilidad generalizada y la construcción de una sociedad nueva.
El protagonista acepta por Julia y por una suma de dinero prometida, pero la futura madre es objeto de cacería por parte de las organizaciones anarquistas-nihilistas rebeldes y por parte de las tropas gubernamentales debido a que el bebe, el primero en nacer en 18 años, es objeto de propaganda y de presión política por parte de los diversos bandos en pugna que quieren consolidar su poder.
En la película se ve una serie de problemáticas, comunes en cualquier sociedad industrializada y moderna, como los conflictos sociales, las disputas políticas, la contaminación ambiental, el rechazo a los inmigrantes y las políticas totalitarias de varios gobiernos actuales. Cuarón retrata fielmente la intolerancia, el totalitarismo, el convencionalismo y el choque de diversas corrientes filosóficas que buscan implantarse en el mayor número de personas para ganar adeptos.
El impacto de la trama sobre los personajes de la película es tal que una noticia como la de la infertilidad generalizada genera una subcultura de violencia y de violación a las garantías y derechos individuales debido a que al no existir una garantía de sobrevivencia se deja todo esfuerzo y toda traza de respeto y civilidad a un lado, con la siguiente consigna: “Si vamos a terminar por desaparecer, ya no importa nada. Estamos condenados a la extinción”. [1]
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