9 de junio de 2009

Roger Chartier: “Normas y Conductas: El Arte de Morir, 1450-1600”


Por Adriana García Zapata


“Normas y Conductas: El Arte de Morir, 1450-1600” es un capítulo perteneciente al libro: Sociedad y Escritura en la Edad Moderna. La Cultura como Apropiación. Roger Chartier, el autor, es un historiador francés con una formación intelectual en la escuela de los Annales, misma a la cual pertenece, siendo el principal representante de la cuarta generación (ochentas), en donde se desarrolló un giro crítico y se encargaron de retomar el problema de las fuentes para el análisis de la historia.

El campo de investigación del autor fue, en un principio, la historia de las formas de sociabilidad y de la educación, centrándose posteriormente en la relación entre los textos y los lectores en una forma de historia del libro. Una historia que ha reintroducido otro tipo de cuestiones; por ejemplo, las relacionadas con la circulación del escrito impreso y las prácticas de lectura. En sus trabajos hace una historia que busca una lectura más científica del pasado, mediante series estadísticas basadas en la cuantificación de los fenómenos culturales y la incorporación de otras disciplinas al análisis histórico.

¿Por qué es importante estudiar un libro? Esta pregunta me lleva a comprender el por qué de los trabajos de Chartier dedicados a interpretar la historia a través del análisis de los libros. Nos plantea seguir la trayectoria de cada texto para encontrar a la lectura y sobre todo a los lectores. Cabe destacar la trascendencia no del libro, sino de la lectura de este texto, por que la lectura es la que le dará la importancia a lo que se escribió. De este modo, la historia del libro pasó a ser historia de la lectura y en donde los libros son productos, transmitidos y apropiados. Es importante estudiar un texto por que nos permite establecer los usos y prácticas de una sociedad en torno a estos objetos culturales (libros) dentro de un contexto.

El Arte de Morir o Ars Moriendi es un manuscrito con grabados que ilustran la buena muerte, fueron realizados en 1450. Según el autor es una guía práctica del saber morir y del saber ayudar a morir, una cristianización iconográfica de la muerte que enseña a preparar el pasaje entre esta vida y la otra. Cumple con una función pedagógica de transmitir a la sociedad una serie de normas establecidas por el discurso eclesiástico desarrollado en la época de la Contrarreforma; consistía en eliminar el argumento humanista basado en el arrepentimiento final e independiente de una vida y en cambio, insistir en la necesidad de vivir bien para morir bien. Se desarrolló una insistencia cristiana por la dramatización del bien último mediante la pedagogía del miedo, es decir, lograr que la muerte educara a las personas y ésto se transmitiera por medio de sus comportamientos.

En la época del Renacimiento el discurso sobre la muerte se encontraba en los géneros de la poesía y literatura, mientras que para la mitad del siglo XVI pasa a desarrollarse en la literatura religiosa resultado de los movimientos anti-reformistas.

El Arte de Morir se redactó en dos formas: La versión larga y la corta; la primera consiste en seis apartados, en el primero el argumento principal se enfoca en enseñar a no temerle a la muerte, el segundo nos muestra las cinco tentaciones por las que tiene que pasar el hombre para ir al paraíso, el tercer punto son siete preguntas para corroborar si el individuo actuó bien en su vida terrenal; el siguiente nos muestra la vida de Cristo y se encarga de enaltecer su figura; el penúltimo da a conocer el comportamiento que deben tener las personas cercanas al muerto en su lucho, como familiares y amigos; finalmente una oración para el moribundo. La versión corta es básicamente el segundo punto de la versión larga. Nos ejemplifica que tras haber resistido las cinco tentaciones (infidelidad, desesperanza, impaciencia, vanagloria y avaricia) la persona se conducirá a una buena muerte.

En estas dos versiones se encuentran los dos lugares a donde va el individuo después de fallecer y habiendo pasado por el juicio particular y el colectivo. El primero es el paraíso, lugar para los coronados por Cristo, quienes acepten la muerte de buen agrado y sigan las normas establecidas, aquí se encuentran los ángeles que se encargaran de mostrarles el camino y se concibe como un lugar de descanso para el alma. El segundo es el infierno, donde están los demonios y lugar al que van las personas que hayan vivido mal, sin pensar en la muerte y que hayan caído en alguna de las cinco tentaciones.

El Ars Moriendi es un libro que se redactó de dos maneras: Una en donde se plasman sermones dictados y parábolas para servir a clérigos, letrados y que ellos transmitieran este conocimiento a sus feligreses. La otra fue posterior y se trata de figuras e imágenes para laicos y gentes no letradas, lo que permitía la divulgación de grabados que ilustraban esta enseñanza y no tenían que ser mediadas por terceras personas; dentro de este apartado se destaca la importancia y el impacto de la imagen de la muerte en la conciencia social.

El texto posteriormente se tradujo del latín al francés y representa el 2% de los libros religiosos, 15% o 400 de los ejemplares conservados. Lo anterior nos permite medir la importancia de las artes de morir en la circulación de lo impreso.

El texto tenía el objetivo de no olvidar la existencia cristiana frente a la amenaza que representaba la carencia de valor de la vida en las últimas horas de agonía de un individuo; por ello los textos insisten en la necesidad de preparar la propia muerte mucho antes de que llegue la hora. La advertencia por parte de la iglesia con respecto a las costumbres mortuorias no se trataban de una vida perfectamente cristiana, sino, los temores cristianizados en torno al acto de morir.

Su función era pedagógica, que enseñara a morir de manera que se lograra la salvación del individuo. El primer punto de esta función es incentivar la memoria de la muerte, es decir no olvidarla y mantenerla siempre en la mente. Buscaba desarrollar prácticas en la vida cristiana para crear normas que desarrollaran cierto tipo de conductas en la sociedad de esta época. Lo anterior permitiría mantener un orden y posteriormente un control clerical frente a la amenaza de su época, La Reforma. Prueba de lo anterior es que la decadencia en las artes de morir se identifica dentro de la coyuntura del final de la Contrarreforma.

Referencia
Chartier, Roger. “Normas y Conductas: El Arte de Morir, 1450-1600”, en Sociedad y Escritura en la Edad Moderna. La Cultura como Apropiación. México: Instituto Mora, 1987.

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