4 de junio de 2009

Salir


Por Ma. Victoria Irineo Martínez
La mujer durante los últimos dos siglos ha ido tomando una posición de igualdad frente al hombre, es ahora en donde se encuentran en un mismo nivel. Durante siglos ha sido tratado como un ser inferior ante el hombre, desde el paraíso con Adán y Eva, donde ésta fue la causante de que fueran expulsados, es por ello que a partir de ese momento le sobrevino a la humanidad todos los problemas. Según la tradición cristina por ello la mujer fue un objeto al que se podía manejar fácilmente, que adornaba el hogar del hombre y que sólo era útil para su servicio y el cuidado de los hijos.

La caridad como obra de beneficencia tuvo para la mujer un papel importante que le permitió mantener una relación con el exterior, con lo que acontecía en la ciudad, es por ello que las obras benéficas le permitieron una participación dentro de la sociedad. Fueron tomadas en cuenta para realizar estos tipos de trabajos, entonces son las primeras trabajadoras sociales que se ven envueltas en el campo de trabajo y tiene mucho mayor cercanía a todos los problemas que acontecen.

El siglo XIX representa este avance en donde la mujer debe ayudar a los pobres y necesitados, claro bajo la organización del hombre, esto en un principio ya más adelante ellas mismas se organizarían. En esta cuestión podemos decir, que estas amas de casa que se vuelven misioneras pues gozan de una posición social, pero que pasa con las mujeres obreras las cuales su trabajo es una situación denigrante, ante las condiciones que tienen que laborar y los inferiores salarios que tiene ante el hombre es por ello, que se puede decir, como las primeras que inician un movimiento para cambiar su situación de abusos, esto se da con las obreras que se empiezan a organizar con mayor importancia a principios del siglo XX, en donde buscan una mejor igualdad laboral, las obreras europeas y estadounidenses son quienes se organizan a partir de estos movimientos se establece el día de la mujer.

Salir de la esfera asignada, significa el rompimiento que se da en el siglo XIX en donde la mujer, empieza ser tomada en cuenta dentro de la organización de la sociedad. El salir de la rutina establecida en la búsqueda de nuevas oportunidades.

Referencia
Michelle Perrot. "Salir", en Historia de las mujeres en Occidente (Madrid: Taurus, 1993) pp. 158-189.

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